En los últimos 10 años a nivel internacional, se han incrementado el número de proyectos de investigación relacionados con los daños causados por la materialización de los riesgos naturales, aumentado especialmente los estudios dedicados al análisis de los riesgos asociados al cambio climático.

Organismos internacionales, gobiernos, asociaciones sectoriales, defensores del medio ambiente, empresas y hasta en el bar de la esquina se habla de los efectos del cambio climático. Y no es para menos, ya que las estimaciones son demoledoras: según la Comisión Europea se estima que el coste mínimo de no adaptarse al cambio climático será de 100billones de Euros en el año 2020 y de 250 billones si no se acometen acciones antes del año 2050 (Estrategia de la UE para la adaptación al cambio climático, CE).

En cuanto a las infraestructuras de transporte, una de las últimas iniciativas que se está promoviendo en materia de transportes a nivel internacional, es la colaboración que han establecido la Comisión Europea y el Departamento de Transportes del Gobierno de EE.UU: EU-US Transportation Research Symposia, que incluye entre otras temáticas, el estudio de las medidas de adaptación al cambio climático y a los eventos climáticos extremos.

La verdad es que la música suena muy bien, pero la realidad es que a día de hoy: “MUCHO RUIDO Y POCAS NUECES”.

Los objetivos y primeras conclusiones de este simposio fueron presentados por Doña Maria Cristina Marolda (responsable de la política sobre seguridad vial en la Dirección General de Transporte y Energía de la Comisión Europea, DG-Move) en el último evento internacional al que asistí: el ERIC 2016 (European Road Infrastructure Congress 2016), celebrado en Leeds (Reino Unido). Estaré a la espera de los documentos que se publiquen, pero me gustaría citar algunas de las conclusiones iniciales que nos transmitió en su presentación:

  • Se desarrollarán escenarios más robustos sobre el cambio climático y se mejorarán los modelos de simulación de eventos extremos
  • El cambio climático se integrará en las incertidumbres de corto y largo plazo en los futuros planes de transporte
  • Se crearán planes de adaptación dinámica y se potenciará la intermodalidad durante y después de un evento extremo
  • Se llevarán a cabo evaluaciones de riesgos y estrés tests para establecer vulnerabilidades

La verdad es que la música suena muy bien, pero la realidad es que a día de hoy: “MUCHO RUIDO Y POCAS NUECES”.

Pocas nueces porque a día de hoy, las infraestructuras de transporte no se están adaptando. Comienza a haber cierto movimiento y se empiezan a activar planes de adaptación como el “Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático” del Ministerio de Medio Ambiente del Gobierno de España, pero la realidad es que los procesos de licitación, ingenierías y constructoras no incluyen un apartado específico en las diferentes unidades de obra o parámetros normalizados sobre adaptación al cambio climático y se invierte poco o nada en ello.

El proyecto REPARA 2.0 persigue estar a la vanguardia en esta materia y dentro del Paquete de Trabajo 2, liderado por ACCIONA, y en el que participan CHM y FRACTALIA, se está desarrollando un catálogo para carreteras con medidas de adaptación al cambio climático.

También se está trabajando en sensores específicos para la detección temprana de deformaciones y corrimientos de tierras, colmatación de los sistemas de drenaje y en el sistema de gestión de datos para una rápida comunicación de dichos sensores con los gestores de infraestructuras y empresas de conservación.

Todos estos desarrollos se presentarán a diferentes entes públicos para recibir el feedback necesario para su mejora y optimización, y para motivarles a su vez a que los incluyan progresivamente en las infraestructuras de transporte que gestionan y de este modo pasar “del ruido, a las nueces”.